Durante 2008 las plazas mayorista y minorista de Medellín COMERCIALIZARON en suma 402 mil toneladas de alimentos. De estas, casi La mitad, 197 mil toneladas fueron compradas a productores antioqueños así: 85 mil toneladas de fruta fresca y 112 mil de verduras y hortalizas.
Del Oriente llegaron a las dos plazas 102 mil toneladas, 10 mil de fruta fresca y 92 mil de verduras y hortalizas, la central mayorista recibió 80 mil toneladas y 22 mil fueron a la minorista, esto sin contar los volúmenes vendidos directamente desde la subregión a las grandes cadenas de supermercados, el abastecimiento a graneros, los envíos fuera del departamento a la Costa, Valle del Cauca, Magdalena Medio y el consumo interno de los 570 mil habitantes que posee actualmente la subregión. El grueso de esta producción provenía de El Santuario, Marinilla, El Carmen, La Unión.
La especialización productiva se centra en el cultivo de hortalizas (lechuga cebolla, coliflor, brócoli, cilantro, zanahoria, remolacha, calabacín y pimentón), legumbres (frijol, habichuela, arveja), papa, maíz, frutales de clima frio como la mora, la uchuva, fresa, breva, tomate de árbol y pastos para ganadería.
La subregión también ha desarrollado la agroindustria de flores de exportación con niveles de productividad y calidad que la han posicionado como el segundo productor y exportador de flores al mercado norteamericano (después de Bogotá-Cundinamarca), y ha llegado a constituirse en una de los rubros más dinámicos de la canasta exportadora de productos no tradicionales de Antioquia.
Otro uso que adquiere cada vez más valor es la revalorización del suelo rural con la creciente demanda como destino turístico hacia zonas rurales de producción especializada o de protección de recursos ambientales.
Sin embargo, La actividad agropecuaria ha estado asociada tradicionalmente a la economía campesina, en pequeñas parcelas y con sistemas de producción tradicionales que, gracias a la cercanía y conexión con mercados dinámicos, ha logrado configurarse como una fuente permanente de ingresos y empleo para la familia campesina.
Se señala que la mayoría de las zonas de los municipios de San Vicente, El Peñol, El Santuario, Guarne, La Ceja, La Unión y Marinilla, y parte de los municipios de Guatapé, Sonsón, Abejorral, Rionegro y el Carmen de Viboral, además de manera muy especial la zona del distrito agrario como zona agrícola productiva.
Estas zonas tienen gran vocación para los frutales y hortalizas de clima frio, papa y frijol voluble. También se cuenta en la subregión con municipios de interés para el cultivo de caña en San Rafael y San Carlos, San Luis, Granada y Cocorná, la importancia de la caña de estas zonas esta caracterizadas por las condiciones agroecológicas de los suelos, las pendientes, las extensiones cultivadas, el personal que ocupa el cultivo y los proceso de transformación de caña a panela de exportación y producción de biodiesel como nueva opción de mercado.
También existen zonas aptas para la producción de caucho y cacao en la parte baja de Sonsón en el Magdalena medio y sectores de otros municipios con climas y condiciones físicas apropiadas, donde se podrían establecer áreas de cultivo ya que la meta a futuro es suministrar de toda la materia prima que necesitan las industrias de alimentos del país y evitar la importación de esto productos.
El PLANEO ha tomado en cuenta un gran número de variables económicas que inciden el desarrollo agrícola y que poco a poco van conformando un panorama acertado con miras a la construcción de mejores escenarios de futuro para estas actividades.
En materia de ordenamiento, es preciso destacar la fuertes presiones que el mercado de tierras viene ejerciendo sobre el usos del suelo y los recursos naturales del oriente cercano, la expansión urbana, resultado de los proceso de crecimiento de las cabeceras municipales, muchas de ellas con fuerte tendencia la conurbación, se ha visto reforzada por la creciente demanda de tierras para urbanizaciones de recreo. Esta dinámica afecta directamente las actividades agrícolas, obligando a los productores a desplazar las áreas de cultivo hacia zonas cada vez más distantes y menos aptas, con la consiguiente presión sobre los bosques y áreas de conservación y sobre las condiciones de competitividad de las actividades agropecuarias.
El PLANEO integra como insumo para la planificación los lineamientos departamentales de ordenación territorial que parten de darle prioridad a los intereses agrícolas en cada territorio para aprovechar las mejores tierras, teniendo en cuenta que las áreas para este tipo de producción son escazas y tradicionalmente han sido ocupadas por ganadería, se busca aprovechar las tierras más productivas, lograr condiciones de producción mas óptimas, mayor generación de empleo y aprovechamiento eficiente de los mejores suelos.
En este sentido en el Oriente fueron ampliadas las zonas de uso agrícola, tomando como referente importante los avances y propuestas en torno al Distrito Agrario y a la poca cantidad de tierras que se tienen disponibles para la producción agrícola.
El Distrito Agrario fue creado por acuerdo municipal en los municipios del altiplano, Guatapé, Granada y El Peñol, con directrices de Cornare. Con las 70 mil hectáreas que comprende el Distrito Agrario se pretende desarrollar los planes que permitan proteger la actividad agropecuaria de la zona, los usos del suelo y aprovechar de manera eficiente los recursos naturales.
La agencia para el desarrollo económico ADEPROA promueve la iniciativa de desarrollar el Distrito Hortícola agroindustrial del Oriente Antioqueño, articulado al Distrito Agrario, para impulsar en la región un proceso productivo hortícola agroindustrial en grande, con metas de siembra y proyectos específicos, como una propuesta de desarrollo rural orientada a proteger la actividad agropecuaria productora de alimentos, la economía campesina y promover el desarrollo sostenible.
Para el PLANEO los objetivos de de esta iniciativas son de la mayor importancia puesto que se enmarcan en las propuestas sobre la nueva ruralidad orientadas a la revalorización de las economías campesinas, en la perspectiva de promover el desarrollo sostenible de la agricultura, la seguridad alimentaria y la calidad de vida campesina, en beneficio de la producción limpia, la protección del patrimonio rural y el fortalecimiento de la capacidad institucional de las organizaciones agrícolas rurales. Además permite la generación de valor agregado mediante la incorporación de sistemas orgánicos de producción y la certificación de productos orientados a mercados con alto nivel de exigencia.
La nuevas demandas de la sociedad en materia de sostenibilidad ambiental, de calidad de vida, de modificación del paquete tecnológico agroalimentario (producción limpia), de seguridad y soberanía alimentaria, de salud nutricional, están configurando nuevos nichos de mercados con alto dinamismo, particularmente en los países del primer mundo, en los que los productos étnicos, las marcas de origen, los certificado verdes constituyen, entre otros los patrones de calidad exigidos.
Esto plantea nuevas oportunidades para la inserción dinámica de las actividades rurales, en las corrientes productivas y comerciales.
Las posibilidades de encadenamientos productivos con la industria de alimentos son amplias, por cuanto los mercados para la industria de conservas, pulpas, néctares, y jugos están en proceso de crecimiento. Sin embargo las oportunidades en el corto plazo se centran en el mercado nacional, debido a que su manejo, como productos exportables requiere el cumplimiento de normas fitosanitarias y manejo de poscosecha, que por el momento incrementan los costos para la agroindustria.
Es tarea del PLANEO tomar en cuenta estas limitantes para proponer en el Plan Estratégico acciones concretas que ayuden a establecer mejores condiciones de productividad y competitividad para que los productores del Oriente accedan a otros mercados con mejores productos y en condiciones más favorables para el desarrollo y sostenibilidad de la agroindustria
Fuentes: Lota; informe plazas mayorista y minorista de Medellín.